31 octubre, 2006

Oh sábado, sábado, sábado

El sábado fui a un cumpleaños, en un bar, en otro bar. (y eso ya fue muy raro)
Creo que por momentos me quería sentir incómoda para tomarme un taxi y darle la dirección "del bar". Pero no sucedió. No me pude sentir incómoda porque estaba entretenida.
Me encontré con personas que no veía hace mucho tiempo y eso, por lo menos, te ocupa una cuántas medias horas hasta que te dejás de preguntar las cosas básicas de un reencuentro.
Pero por ejemplo, no tenían Famous Grouse y yo quería tomar whisky, pero estaba en otro bar y mis caprichos pasan desapercibidos, me parezco mas a una dama que a una niña y me doy cuenta. Pero ojo, no termino de saber si me gusta la idea.
Pido un gin-tonic y sigo poniéndome al día con los re-encontrados.
Se hace mas tarde y quiero whisky y, ya sabemos, no hay Famous Grouse. Me revelo y pido un Johnny Walker (etiqueta roja). Tal vez un poco por Ringo (era el whisky que mas le gustaba y se lo regalé para un cumpleaños) fue lo primero que se me vino a la cabeza cuando el barman me preguntó qué tomaba y yo miraba fija la botella "Red Label". Me lo sirve con hielo, le agrego un chorrito de agua y ahí el recuerdo de Ringo pierde potencia, pierde fuerza porque me acuerdo que estoy enojada dentro mío con él y no quiero evocarlo tanto. Lo bebo, no es Famous, lo se, pero me gusta y es whisky.
Cuando pido el segundo: "Medida doble, por favor". Me escucho duplicando la apuesta y el Pelado se adueña de mi cabeza y siento que llegó el momento de la noche que estaba demorando. Pero aguanto y no me tomo ningún taxi. Y otra vez esas ideas de minita que siempre me visitan: "El pelado me enseñó a tomar whisky. Si me viese tomando Johnny Walker red label en la barra de otro bar". No me imagino pudiendo llevar adelante la idea de terminar con eso, eso con el Pelado, pero me lo sigo creyendo y me quedo en la barra con mi red label.
Se me acerca alguien y me dice: "¿Lucy?". No lo reconozco hasta que sí: ¿Cómo te va tanto tiempo, qué haces acá? Qué alegría verte!" (no se si es tanta alegría, ya corrió agua, ya tomo whisky, ya me lo enseñó todo el pelado).
Otro reencuentro y otro red label.
Ya podemos fumar en el salón. No tenemos que subir más a la terraza a fumar como criminales esperando la rueda de reconocimiento separados del mundo. Ya van bajando todos los que pasaron por la rueda identificatoria, y prenden puchos y mas puchos y me da la sensación que se reencuentra mucha gente, que yo no fui la única que se inmoló durante algunos años en otro bar y ahora reconocen como "la que no vemos hace tiempo".
El sujeto que me reconoció (y con el que me encontraba hablando) va al baño y pienso que engordó 10 kilos mínimo y por eso me costó reconocerlo rápidamente. Pienso que pasó el tiempo, pienso de nuevo en el pelado, quiero verlo, me molesto y tomo red label y me prendo un cigarrillo. Queda la banqueta de al lado mío vacía.
Se sienta alguien a mi lado. No es el que engordó 10 kilos (que, más tarde lo reconoce, osea que mi observación fue acertada "Me dejé estar, dijo") es otro sujeto. Lo recuerdo, siempre está igual. Nunca hablamos profundamente pero siempre quisimos. En el instante que yo pienso en eso, en que siempre quisimos pero nunca, él piensa lo mismo y, deduzco, por eso toma la banqueta vacía de al lado mío. Comienzo a sentir que "toma la posta" y entonces, me siento el premio al final de la carrera y no se si me gusta. Ay Pelado, me la hiciste difícil. Tomo red label. Comienza a hablar el que siempre pero nunca y me interesa lo que dice. Le respondo, me responde y le respondo. Me pregunta, le contesto y le pregunto. Me da su tarjeta, la guardo, me pide mi número, lo guarda. Mirada cómplice, te llamo "qué bien olés, tenés rico perfume".
Vuelve el que engordó 10 kilos, continúa la conversación, se integra gente, se bebe, se fuma, se larga a llover, se hace de día y se termina la noche. Pienso en mi cama y quiero irme. Termino mi red label. Me río del chiste de alguien, era bueno. Me levanto, y saludo. Flash Pelado (aun no quiero cantar victoria pero siento que estoy a punto). El hombre que se dejó estar me pide mi número "déjà-vu".
Me voy, camino 3 cuadras y pienso "Qué lindo está Palermo, hace mucho que no venía para acá". Flash Pelado (¿Qué estará haciendo?). Me siento en un umbral y no pasan taxis: "No está tan lindo Palermo, llueve y no pasa ningún taxi". Llamo un taxi desde mi celular, me rasco el ojo y me corro el rimel y ahora sí, se nota que pasó la noche cuando tengo el rimel corrido. El señor que me atiende el tel me dice que tendré que esperar entre 15 y 20 minutos el taxi, le digo que sí mientras pienso que si veo uno cuando estoy esperando, me lo tomo, porque me imaginé - cuando me dijo el tiempo de demora del taxi - que el Pelado (desde algún lugar) me veía en esa esquina, sentada sola en el umbral con mi vestidito lindo y el rimel corrido, sintiendome el aliento a red label y se iba a dar cuenta que lo había extrañado. Cosas de mi imaginación, claro.
Pero no pasa ningún taxi y espero esos 20 minutos. Llego a mi casa, reviso la llamadas pero suena el celular (y al otro día, también iba a sonar el celular). ¿Quiénes llaman? Los re-encontrados de la noche del sábado.
Algo me dice que volví a las pistas y no me gusta.

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