27 julio, 2007

Realidad supera Ficción: Busboy

(se que todos estaban esperando este post, y por fin, llegó el día en el cual me toca escribirlo y va para ustedes que siguieron paso a paso, semana a semana esta historia)
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Cuando abrí los ojos esta mañana y tomé conciencia de que era viernes, mi cuerpo y mi mente se sintieron el triple de cansados, aún así, tuve que levantarme. Debo reconocer que aún metida entre las sábanas calentitas y con los ojos entrecerrados, lo primero que hice (luego de apagar el despertador) fue mirar mi celular, abrirlo y encontrarme con que nunca había llegado la respuesta (cualquiera que fuese, buena o mala, pero respuesta al fin como esas que ameritan algunos mensajes por el hecho de ser especiales) que me quedé esperando hasta dormirme. Esto hizo que encare el día con muchísima mala onda y eso me molestaba, y más tarde me enojaba. (conmigo, como siempre) Pero arranqué. Teñida de un color gris interno y de una actitud rabiosa con el mundo externo, me tomé un taxi y así, empezaba mi jornada laboral.
Las primeras horas de la mañana estuve con esa misma energía que se iba incrementando hasta que tuve la oportunidad de sacarme la inquietud y saber si ese mensaje que yo había envíado, había llegado a destino: Sí, había llegado. Ahora, con mi certeza, ya no necesitaba otra cosa más que poner en marcha aquello que siempre tuvo que haber seguido tal como estaba porque con modificaciones, no resulta y si no resulta, no me interesa. Ya no me interesan las cosas que no resultan. Sin enojos ni reproches, todo eso lo quiero bien lejos. Asi que puse en práctica todo lo que necesitaba para que eso suceda y, el resto de la mañana fue a pura concentración laboral. Y así pasó el mediodía y la tarde. El gris se iba tiñiendo de un color algo más claro y solo sentí angustia y desilusión en pequeños instantes que pude controlar. Y así se fue el viernes laboral. Con el mal extirpado, yo me sentía distinta. La incertidumbre y la espera me perjudican y todo aquel que me las provoca con empeño, me provoca rechazo. Sin esperar nada, sin incertidumbres ni grises, salí a la calle y comencé a caminar hacia Coronel Díaz y Santa Fe, donde espero al 128. Monedas en la mano. Visualizo al bus que viene a lo lejos y tomo mis monedas del bolsillo mientras apuro mi cigarrillo. El bus se para en el semáforo y, en ese lapso, me distraigo y miro para el costado, a la gente que pasaba.
Y ahí lo ví: BusBoy.
(imaginen mi cara, mi cuerpo, mi respiración, mis ojos y mi cabeza, no sabía si gritarle, saltar encima de él, correr, o quedarme ahí mirando)
¿Qué hizo Lucy? Bien, paso a contarles, por supuesto. (fieles seguidores de esta historia)
Me salí de la fila del bus y comencé a caminar dentrás de él. No importaba a dónde me dirigía, cuánto iba a tener que caminar y tampoco sabía qué era lo que iba a hacer, pero esta vez no lo quería perder ni dejar ir.
Caminaba BusBoy por Coronel Díaz (en la dirección que van los autos) y yo dentrás, muy cerquita y observando cómo camina, cómo se mueve, qué mira, cómo viste.
Lo segundo que hice fue sacar mi libro de la cartera, pues dentro del mismo (entre sus hojas) estaba El Sobre de BusBoy, sí, el que todos conocen muy bien. Estaba dentro del folio. Yo caminaba rápido, miraba a BusBoy para que no se me pierda y ahí, en medio de la calle, sacaba el sobre del folio, sostenía el libro para que no se caiga, agarraba la cartera. Digamos, estaba haciendo un embrollo inimaginable. Rescato el sobre, doblo el folio y lo guardo en la cartera, me quedo con el libro en la mano y guardo el sobre entre sus hojas. Me acomodo un poco (como para no parecer una desquiciada) y saco mi gloss de la cartera y comienzo a pasarlo por mis labios, como para lucir mejor. (?)
Todavía no sabía cómo hacer, pero yo seguía caminando detrás de él rogando que no se de vuelta antes de que yo piense algo interesante. Estaba sobreexcitada, esto no lo esperaba y la situación improvisada me estaba tomando sorpresivamente y yo, me entregaba a eso.
Seguía caminando detrás de Busboy y pensé en ustedes, por lo que saqué mi celular y tomé una foto de esta persecusión digna de una ficción. Aquí se la presento: (la foto está movida, calculen que yo iba caminando y no podía perder a BusBoy)



Bien, sigamos. Cruzamos Charcas, y cuando se aproxima la siguiente calle para cruzar, lo frena el semáforo y yo, me paro a su lado. Me mira, lo miro. Nos miramos. Aparece en nuestros rostros (mas bien en su rostro) la sorpresa y un gesto que llevaba implícito un dejo de complicidad. Y ahí, en ese momento BusBoy me dice:
- Hola.
- Hola. ¿Vos sos el Boy del Bus?
- (se ríe) Sí, y vos sos la Girl del Bus.
- (me río) Sí, somos nosotros.
- ¿Cómo estás?
- Muy bien y vos?
- Muy bien. ¿Vas para allá? (me dijo mientras cortaba el semáforo y nos permitía avanzar)
- Sí (yo iba para cualquiero lado, obvio, pero eso él no lo imaginaba)
- ¿Empezó tu fin de semana ya?
- Sí, por suerte sí. ¿El tuyo?
- También. Llegué con lo que pude al viernes. Ya no daba más. ¿Cómo te llamás?
- Lucy.
- Yo BusBoy.
- ¿Trabajás por acá?
- En Salguero y Libertador.
- Ah, cerca.
- Sí, y a veces vuelvo caminando.
- Sí, yo también a veces, sobre todo los viernes, trato de caminar cuando termino de trabajar, como para bajar un poco y despejarme. Aprovecho que no tengo que irme corriendo para ningún otro lado.
- Sí, tenés razón, ayuda caminar. ¿Viste el frío que hace?
- Sí, pero a mí me encanta. Siento que me renueva, y me da energía para caminar.
- (se ríe (?) y se frena) Me gusta ese punto de vista para con el frío. Bueno, acá doblo yo... (miradas)
- Ah bueno. Yo sigo. (fue lo primero que se me ocurrió y, sentí que era EL momento)
- Bueno, espero verte pronto Lucy. (me da un beso)
- Esperá, no te vayas. Te tengo que dar algo.
- (cara de sorpresa absoluta, como desorientado en tiempo y espacio) Si?
- Sí, pero me tenés que dar unos segundos y te tengo que pedir que te des vuelta y no mires. ¿Puede ser?
- Sí, no hay problema...
(ahí me doy vuelta, abro el libro, agarro el sobre, tomo un lapicera y le agrego a la notita mi número de celular, todo esto tapando de espaldas para que no vea absolutamente nada, de atrás parecía como que yo estaba buscando algo, lo hice muy rápido. Meto la nota en el sobre Pink y me doy vuelta).
- Tomá, esto es para vos.
- ¿Para mí? (la cara de sorpresa ahora era triplicada)
- Sí, lo llevo conmigo todos los días para dártelo cuando te vea en el bus, pero las cosas hicieron que te lo termine dando acá. Tomá, es tuyo.
- (lo agarra con los ojos totalmente fuera de foto) Bueno, gracias. (me da otro beso totalmente anonadado)
- Chau...
- Chau...
Busboy tomó su rumbo y dobló, y yo seguí mi rumbo y seguí derecho. El camino me llevaba a mi casa. Nunca había caminado desde el trabajo hasta mi casa y estaba decidida a hacerlo. Estaba tan salida de la vaina que no podía subirme a un Bus. Quería gritar, correr, algo. Caminé mucho, me puse mis empetrés y caminé y caminé.
(aclaro que le agregué el tel porque: "My name is Lucy" había perdido fuerza cuando él me preguntó mi nombre. Sentí que tenía que agregarle algo a esa nota, sino no tenía demasiado sentido)
Mientras caminaba y escuchaba mi música sentí que lo poco gris que quedaba sobre mí, ya no estaba. Algo me estaba diciendo que estaba bien lo que yo estaba haciendo, que yo merecía una sorpresa, un mimo, algo lindo. Y "la vida" me lo estaba dando por otra vía y con esta sorpresa.
No importa lo que pase a partir de este momento, mi objetivo era entregar ese sobre y lo pude hacer de la manera menos pensada. Todo lo que pueda pasar o no, ya no depende de mí y ya no me preocupa porque comienza a formar parte del clásico modo de vincularse que tienen dos personas. Mi objetivo se cumplió y yo caminaba contenta. Sorprendida noto que faltaban 2 cuadras para llegar a casa. No sabía cómo había caminado tanto. Me detuve en un puesto de flores y compré 3 ramos preciosos de fresias: Uno por mí, otro por BusBoy (y el encuentro absolutamente sorpresivo) y otro porque hoy me merecía sonreír.

24 julio, 2007

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Estrenaba mis nuevas leggins grises, botas negras sobre ellas, un camisetita de lycra natural, un sweeter natural muy cool arriba y un abrigo negro de un terciopelo precioso. Maquillada livianamente y con mi cartera haciendo juego. Vinchita en el cabello como para darme un touch de modernidad aunque el look de mi cabello luce bastante a la moda. Perfumada con uno de mis perfumes preferidos: "Heiress" by Paris Hilton. Me dirigía, con el papelito en la mano que decía su dirección, a conocer su casa y a verlo a él: AutoestimaBoy.
Toco el timbre, digo mi nombre (mientras me miro en el reflejo que te devuelven los porteros eléctricos) y me dice que pase. Paso. Camino por el pasillo buscando dar con la letra que tenía anotada en mi papelito. Eureka! Me encuentra en la puerta y observo pero me abre rápidamente. Se desprendía del habitat un olor a sahumerio hindú un poco fuerte para mi gusto y que, por un instante, intentó tapar mi Heiress. Cierra la puerta, pasamos y me ofrece colgar el abrigo, se lo doy y lo lleva. Estaba espectante y con un brainstorning furioso que no me permitía encontrar mi lugarcito en el ambiente, todavía.
Tan concentrada estaba Lucy en esta fascinación contranarcisita que estuvo a punto de pasar por alto el cuadrado celeste de papel pegado en el ángulo izquierdo de la puerta. Era un Post-it (oh!), y en la nota se leía: "Aguante! Sos mejor de lo que crees". (WTF?)
- Hola Lucy. ¿Cómo va todo? Qué bueno que viniste, finalmente.
AutoestimaBoy venía caminando por un pasillito con un paso alegre y repicante. De fondo se oía una suave e hipnótica voz con fondo melódico: "Cuenta hasta 10 y piensa en aquella mañana que veías todo gris. Piensa en el sol. Míralo. Síentelo".
Él le ofreció acercarse a la mesa (bastante más al fondo) para agarrar una copa de vino que había servido para Lucy. Mientras Lucy se acercaba y recorría el living con su andar, pudo percibir más y más cuadradados celestes de papel (Post-It), un desfile demoledor de mensajes motivadores: "Acuérdate, Eres tan calmo como crees que eres", o "Saber vivir es el primer paso para saber amar", "Tu puedes, sólo tienes que saberlo" y mejor aún: "Eres hermoso".
Aumentó la velocidad de sus actos y tomó cuanto antes la copa de vino, sacó sus cajita de tic tac en donde lleva la yerba picada y tomó una seda dando comienzo al armado de un cigarro que pueda quitarle importancia a todo lo que estaba viendo y escuchando.
Él le preguntó si podía esperarlo mientras terminaba de prepar la cena que estaba cocinando para ella. Lucy asintió con la cabeza, sin mirarlo por miedo a encontrarle un Post-It celeste en la frente que diga: "Soy un pésimo bastardo pero soy dichoso".
Mientras él estaba en la cocina, Lucy tomó un cuadrado de papel Post-It celeste. En él, con alegre caligrafía había escrito: ¿Te acordaste hoy de abrazarte?
Comenzó a desesperarse y a buscar a sus alrededores la razón de todo esto y, luego de algunos minutos la encontró. Un libro pequeño (de los que venden en kioscos de revistas) con 2 cd's (uno de ellos era el que sonaba de fondo) cuyo nombre vislumbraba espanto en la cara de Lucy: "Vivir mejor con notas de Post-It".
My God, dijo en voz baja.
AutoestimaBoy la observó cuando Lucy dejó caer el libro de mala manera sobre la mesa y le dijo (con un cuaderno en la mano) "Para ser felíz, ¿Querés probar?", mientras la acercaba un cuaderno y una lapicera, pero a Lucy sólo se le ocurrían cosas como "Tratá de terminar la noche sin escupirlo", "Andate corriendo, right now", "Quiero el botón del Lado Oscuro del Corazón", que no era exactamente en lo que AutoestimaBoy estaba pensando.
Luego de media hora, ya era suficiente, no se podía si quiera ir al baño para olvidar la idea dado que en el mismo había Post-It celestes que decían cualquier tipo de gilada. Hizo pis y pensó en Freud. My God. Lacan. André Green. Se lavó las manos intentando evadir el Post-It celeste. Y siguió pensando. Yellow Submarine. Hello Goodbye. Lumpen, Oh. Y ahí mismo, parada en el baño, supo que se iría cuanto antes de ese sitio.
Y así lo hizo.
Esta mañana cuando escuchó el despertador, sintió que una mano la abrazaba, escuchó un ronquido y sintió su calorcito. Giró su cabeza y ahí estaba: Lumpen. Lo miró, pensó cosas, le dio varios besos: en el hombro, en el brazo, en el omóplato, en la frente, en el cuello, en su mano (él nunca se enteró) y se levantó. Se dirigió hacia el tocador, y antes de entrar se detuvo y miró su cuadro de Sigmund Freud por unos segundos y se fue a dar un baño caliente.
Cuando salió de la tina, fue hasta living a mirar por la ventana para saber cómo estaba la mañana y la vio gris y lluviosa. Solo pensó en una cosa: Volvería a la cama y me quedaría con él sin que me importe absolutamente nada. Pero sólo lo pensó, nunca se lo dijo.


20 julio, 2007

Adicta al Bloqueo

Hace algunos años que decidí ir en contra de la corriente filosófica que afirma "El bloquear gente en el msn, no está bien".
Señoritas y Señores: Sí, lo está.

En primera instancia, es un servicio que brinda el msn y que está listo para ser utilizado, al alcance nuestos mouses.
¿Por qué no utilizarlo?
Al principio, sólo lo utilizaba cuando había un enojo de por medio. Luego, se fueron agregando razones, como por ejemplo: El que se pone pesado es bloqueado.
Más tarde, se sumó la simple razón: No tengo ganas de hablar con tal o cual, bloqueo.
Desde hace un año atrás agregué una sincera razón: Mentí y para sostener la mentira, debo bloquear por unos días.
Y, actualmente, muchas razones son motivos para hacer uso y abuso del bloqueo. A saber:

1. Enojo con un contacto.
2. El contacto se pone demandante y, apenas te conectás empieza a envíar mensajes sin parar, presionando Enter cada dos palabras. (usar frases largas antes de dar Enter, es esencial para una correcta comunicación vía msn. Molesta mucho el Enter compulsivo, terminen con eso)
3. Se le ha mentido al contacto por la razón que fuere y hay que mantenerse offline.
4. Necesidad de que alguna vez use el teléfono y no sea tan sencillo ubicarnos.
5. Provocar que el contacto se pregunte por uno luego de un mal comportamiento para con nosotros.
6. Estar enroscado y no tener ganas de hablar con determinados contactos.
7. Haber tenido un muy mala performance sexual y no querer hablar about this.
8. No querer dar explicaciones.
9. No querer preocuparse por si nos hablan o no nos hablan. Es sabido que, ciertas personas, son especiales y cuando nos aparece el "X ha iniciado sesión", se nos estruje el estómago. Morimos porque se nos abra ESA ventana con su mensaje pero eso sucede, en días milagrosos. Por lo tanto, antes de soportar el estrés que provoca estar esperando que nos escriba una palabra, se lo bloquea para eliminar tensiones.
10. Querer que nos trague la tierra y, por ende, no aparecer online.
11. Saber que se nos viene la noche con un contacto y bloquearlo.
12. Haber prometido que x día se hacía x cosa y, llegado el día, no querer hacerlo ni explicar.
13. Darse cuenta que el contacto es un verdadero silly y no querer volver a tener una mínima conversación.
14. Desaparecer de la vida de alguien.
15. Y el más lindo: Encapricharse.

He aquí, suficientes razones para que todos se sientan capaces de presionar: Blocked, sin culpas ni resquemores.
Bienvenidos al mundo del bloqueo.
Es como la tarjeta roja del árbitro (a veces la amarilla, cuando se bloquea por uno o dos días), y me encanta.
Eso sí, si vas a convertirte en una adicta al bloqueo como Lucy, hay que saber bancarse el bloqueo ajeno. Fundamental para ser un bloqueador de buena cepa.
Nada de andar usando esos programas para "saber quién te bloqueó", eso evidencia una cola de paja que no cabe en este post.
Y sepan que si no se van a poder hacer cargo de las consecuencias del bloqueo, entonces no lo utilicen.
Nuevamente, Lucy ha prestado un servicio a la comunidad blogger.

15 julio, 2007

Un Famoso Sábado

Luego de un mes (aproximadamente) de no responderle los llamados, ni los sms y de tenerlo bloqueado en el msn, lo ví por la tv en un programa al que fue como invitado.
Por esas razones que uno desconoce, había guardado el último sms que me había mandando (el día viernes) y al que tampoco respondí, of course.
El sms decía: "Horrible que hayamos dejado de hablarnos, "Tanto esfuerzo tonto", decía un gran escritor".
Lo volví a leer. Y me puse a pensar. No se bien en qué.
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Y, como siempre me sucede, cuando me encuentro con una conducta y/o respuesta de alguien que no me esperaba y me jode, trato de compensarlo con la búsqueda de alguien que sí me responda lo que quiero y espero. Y ahí nomás, fue cuando se activó mi mecanismo compensatorio: Mientras alguien se hacía el desentendido cuando yo, por primera vez, me animaba a tomar la iniciativa, a buscarlo y a generar la posibilidad de vernos, yo me sorprendía por su falta de interés sobre mi "sábado libre for you" y juraba no volver a ceder ni media ficha de TEG por él. (siempre supe que me equivocaba al hacerlo)
Tomaba un Gin con Ginger Ale y borraba los sms que no quería tener guardados en mi celular y ahí, de nuevo, el sms de Famous. Y, se vino la segunda parte de mi mecanismo compensatorio: Primero le envío un mensaje a quien se estaba haciendo el desentendido cuando daba para vernos y luego, presiono "responder" (al sms de Famous) y escribo: Tenés toda la razón, es horrible.
A los pocos segundos, escribe:
- ¿Qué nos pasó?
- Tanta subjetividad en el medio nos distanció, contesté.
- Sí. Y me duele.
- A mí me jode bastante, sí.
y ahí llega su respuesta:
- ¿Podremos repararlo, Lucy?
- Depende de ambos, no de mí.
- Quiero, escribió.
- Entonces, queremos, le respondí.
- ¿Nos vemos?, contestó al instante.
- ¿Cuándo?, escribí sorprendida por tanta disponibilidad.
- Ahora, Lucy.

Y ahí estábamos desnudos, tirados en su cama, iniciando una conversación luego de haber tenido una tregua que se inició con sexo irrefrenable que me dejó la piernas temblando.
Él hablaba de su separación, de su nueva etapa solo en su departamento nuevo (que yo estaba conociendo), de su hijo y la relación que, ahora, mantiene con él, de su trabajo, de su terapia, del nombre del antidepresivo que le medicó su Psiquiatra, del ensueño dirigido. Yo hablaba de mi vida, de mi trabajo, de la soltería, de su terapia, de mi terapia, de sentirme perdida afectivamente desde que me separé de my Ringo, de no terminar de conectar nunca con nadie. Y luego, los dos hablando de cómo queremos llegar a los 40. (aunque a mi me falte mucho y a él, 5 años)
Fue a buscar algo para tomar, yo tenía sed y me asomé a la ventana de su departamento en Puerto Madero y miré las luces y el agua. Yo quería sentirme así, como lo que veía. Esa quietud, esa serenidad.
Y volvió con la bebida y me dijo: ¿Lucy, te quedás a dormir ahora que podemos hacerlo?
Le respondí, mientras me ponía mi polera de cashmilon: Hoy quiero dormir en mi casa.
- Pero ahora que podemos, quiero que duermas conmigo.
- Ahora, que podemos, no va a faltar oportunidad.
- Quiero verte más seguido.
- Esto ya lo escuché varias veces. No nos precipitemos. Veamos qué pasa.
- Yo me voy a USA en unas semanas de vacaciones, a descansar. Espero verte antes y después.
- Quiero pensar y descansar un poco, le respondí mientras terminaba de vestirme y él me miraba desde la cama.

Ofreció llevarme a mi casa y me negué. Quería caminar.
Eran las 4:37 a.m. y caminaba por Puerto Madero, me pegaba el viento en la cara, me limpiaba, me daba aire, me despeinaba. Y caminé mucho, muchísimo. Y no se si pensé en algo, solo flashes en mi mente y preguntas que no se responderme.
Llegué a casa, me armé algo para fumar, me serví una medida de Famous Grouse. Le cambié las fundas a las almohadas (no quería que huelan a nadie), y me metí en la cama escuchando "The Division Bell, Pink Floyd".
Cuando me desperté tenía una sola certeza: No se para dónde correr.
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10 julio, 2007

She wantS Tirar el botón

Es muy probable que sea una maña personal la causa que provocó el conflicto, aún así quiero manifestar mi repudio a los inodoros que poseen el sistema "Tirar el botón". Para que todos los lectores puedan comprender, con la profundidad que éste tema amerita, paso a ilustrar hacia qué tipo de inodoros se dirige mi repudio e indignación. Para ser precisa, el punto neurálgico radica en la mochila del inodoro.



Creo que ha quedado suficientemente claro que me encuentro indignadísima con las mochilas de inodoros que poseen ese palo para Tirar el Botón. Ustedes se preguntarán por qué. Ok, aquí estoy para explicarlo. La fucking manija esa que hay que tirar, resulta que siempre termina traicionándome en el lugar más insospechado en el que haya decidido, como mínimo, hacer un píchín. Entonces, desprovista de ayuda técnica in situ, siempre sucede lo mismo: O me quedo con la manija de gira (entonces no tira nada, solo va hacia arriba pero NO BAJA!!) o No sube lo suficiente como para que se lleve a cabo la tirada de botón. Y ahí, se presenta el gran problema gran.

Hace un tiempo me encontraba, por primera vez, en la casa del Sr. Magenta. Estábamos conversando, tomando un cabernet y escuchando un poco de music cuando siento una ganas irrefrenables de hacer un pichín. Asi que, como ya venía aguantando bastante (siempre aguanto), decidí que tenía que pasar al baño. Previamente, había notado que el Sr. Magenta se sonaba mucho la nariz con papel higiénico - hábito muy común dentro del sexo masculino -. Bien. Voy al baño, hecho un vistazo y luego de cersiorarme de que todo estaba en condiciones como para hacer pichín, me siento en el inodoro y hago. Un alivio inigualable sentía mientras hacía. Ahhhhhhhh, My God! Super felíz porque me aventuraba una charla ya sin tener que aguantar nada, busco papel higiénico para secarme. Atención: Quedaba muy poquito, casi nada. My God! Tomo lo que quedaba y compruebo que no me secaba nada con esa mísera porción de papel. Rastreo el sitio y no había repuestos al alcance y yo TENIA QUE SECARME. Me veo en la obligación de sacar mi pañuelo, que llevaba en el bolsillo del jean. Me seco con el mismo, total luego lo lavo. En definitiva, cumplía con mi deseo: Secarme. Me levanto, y me encuentro cara a cara con esa maldita mochila que tiene la manija para Tirar. Intento Tirar y OBVIO, no tiraba. Shit! Chequeo lo que había hecho y, noto que cualquiera podía darse cuenta que casi ni me sequé (nadie va a pensar que terminé secándome con el pañuelo por lo tanto, a simple vista, parecía una cochina que no pidió papel y se quedó goteando). La sola idea me perturbó y empecé a buscar algo para superar ese momento trágico. Visualizo el tachito del baño y veo ahí todos los bollitos que Sr. Magenta habia ido tirando luego de sonarse la nariz. Agarro uno, con la idea de tirarlo al inodoro y que parezca que me había secado con algo más contundente, ese era mi objetivo. Asi que cuento 1 2 3 y lo tiro. Cuando miro...empiezo a ver que se esparce sangre por el inodoro: Al Sr. Magenta le había salido sangre de la nariz y yo había tirado ese rollito al inodoro. Ahora estaba mi pichín, el poco papel que pude usar y bollito con la sangra esparcida. Peor. O pensaba que era más cochina que antes o se daba cuenta que había tomado un bollito del tacho. Pensaba y pensaba hasta que siento que desde la puerta, Sr. Magenta me pregunta: Estás bien? Le digo: Sí, todo bien, ahí voy. Me dice: Mirá que el botón no TIRA bien (I know!!!!!) y le respondí: Sí, eso es lo que estoy tratando de resolver. Me dijo que no me preocupe porque no le molestaba mi pichín ahí, que no me haga problema. Pero a mí me perturbaba todo la movida que había desatado en el baño. Tuve que salir. Salí de ahí, temiendo que se meta detrás mío pero no lo hizo. Fue a buscar mas vino para servir y, al cabo de media hora, yo ya había olvidado el suceso. Lo que siguió fue que estábamos en una charla super atrapante y, para no cortarla, él fue al baño, dejó la puerta abierta, hizo pichín y mantuvo la conversación mirándome a mí. Luego, hizo un artilugio muy extraño con el que logró tirar el botón. Nunca miró para abajo. Nunca notó todo lo que había sucedido en ese inodoro. Alivio toma 2, for me.
Y es que ese sistema "Tire de la manija" siempre falla y sueño con que sea erradicado de la cultura sanitaria cuanto antes. Mi integridad psíquica peligra.
Me preocupé tanto por el asunto en cuestión, que me puse a investigar. Mi conclusión es que todos aquellos que diseñan y hacen inodoros, tienen graves problemas. Saben que esto (y cosas peores) pueden suceder y aún así, sacan al mercado inodoros conflictivos. Uno peor que otro. Es una invasión de inodoros malditos. Y sino, fíjense a qué me refiero:

Modelo 1: Una gran dentadura que te persigue y que espera que te bajes los pantalones para pegarte el mordiscón y tragarte.

Modelo 2: Un gran tacho de basura para que uno tenga que sentarse y sentirse como la shit. ¿Qué coños es esto?
Modelo 3: Muy moderno, very moderno. Pero para hacer equilibrio se necesita un paso previo por el Cirque du Soleil. Y yo, no me puedo exponer a esto.


Modelo 4: Uno se sienta y comienza el centrifugado automático. My God!


Modelo 5: No apto para fóbicos. Es como si una gran tarántula me fuese a comer los pompis.


Modelo 6: No sólo es probable que, luego de sentarse, haya que acudir a un par de sesiones de Kinesio, sino que es plausible que al levantar la tapa, nos encontremos con aquellas cosas viejas, que nadie usa y que fueron a parar al baúl.



Estamos siendo invadidos. Luego, no digan que Lucy no les avisó.
Una vez más, la prenvención ha llegado al Blog de Lucy.

09 julio, 2007

Fin de semana en Collage

PD: Para poder apreciar very bien My Sweety Collage...hacer click sobre la foto.

05 julio, 2007

...

Comenzó el día con el despertador cayéndose al suelo y rompiéndose en, no se si mil, pero varios pedacitos. Por suerte, tengo otro idéntico (condición: tiene que ser con agujas pero no puede hacer ruido el segundero. No es tann fácil de conseguir), asi que puse el que tenía en stock y me levanté. Pobre despetador, pensé. Lo miré y lo dejé ahí tirado, con sus pedacitos alrededor y la pila de gira por los alrededores.
Salgo de casa, y voy hacia la parada del 160 (¿Les suena?) y, luego de esperar mucho tiempo (ya estaba llegando tarde) un chino silencioso pero rápido, viene corriendo y pega un papel en el palo de la parada del bus: "Tomar el 160 en tal y cual calle" (se había desviado). Eran como 4 o 5 cuadras de diferencia y ya era tarde. Fuck. Tomo un taxi. Consecuencias: Olvidarme de BusBoy y la posibilidad de cruzarlo, haber perdido tiempo sin sentido esperando a un bus que nunca iba a venir y llegar tarde al trabajo.
Subo al taxi, desesperada por un cigarrillo y el taxista me informa que no se podía fumar. Ya estaba en camino. Qué mothefucker.
Llego, comienzo con la rutina diaria (me apuré no se para qué porque no habia nadie: fuck bis) y me dirijo a hacer café. Lo hago (la cafetera calienta masomenos y a mi me gusta bien caliente) y luego lo pongo en un jarro para calentar en el fuego. Mientras, voy a ponerme las lentes de contacto, y cuando me estoy poniendo la del ojo izquierdo, suena el tel, me asusta el ruido y se vuela a cualquier parte. Atiendo (la recepcionista no había llegado), busco la lente mientras escucho al interlocutor, no se ni lo que digo por tel, suena mi celular profesional y, mientras estoy cortando, también comienza a sonar mi celular personal...y, paralelamente, el aroma que siento me indica que se quemó el café. Mando todos los llamados al contestador, corto el tel (termino la conversación), corro a la cocina, apago el fuego, limpio, tiro el café quemado, hago nuevo y vuelvo a buscar la lente. La encuentro, me la pongo. Vuelvo a buscar el café y me llevo por delante una mesa que me hace de goma la pierna. Me duele mucho.
Comienza la jornada laboral a full. Impaz del mediodía, viene la comida de la dietética, la abro y se me cae entera en el cesto de basura cuando intentaba tirar sólo el nylon que trae encima... el tacho lleno de fucking cosas pudre toda mi comida.
Me tomo una sopa quick light (de las nuevas) de espinaca (la recomiendo, es tremenda) y con eso me quedo. Me quemo hasta la médula pero no importa.
Ya empezó la tarde y mientras voy en busca de mis pastillitas topline mix cítrico que dejé no se en dónde, me llevo puesta una ventana y me duele más que el golpe en la pierna.
Maldigo.
Termina la jornada laboral. Voy a hacerme las manos, llego y pido por la persona que me las hace porque tenía turno. El turno se transpapeló y tengo que esperar una hora y algo.... me voy indignada.
Camino por Avenida Santa Fe y un flaco me lleva por delante y también a mi bolsa (llena de parciales para corregir) y la bolsa se desfonda y se van todos los parciales a la cloaca... trato de agarrar todo... me mojo las manos, un asquete (algunos no se mojaron, otros sí. Ya en casa puse los parciales en la estufa para que se sequen y lo logré, supongo, les tiraré perfume :P).
Me subo el 128 que, no se por qué razón, viene vacío (yo felíz) y cuando yo me subo se habían ocupado todos los asientos. La única que queda parada soy yo. Lady Silly.
Me quedo parada en ese medio en donde hay un espacio sin asientos y abro el vidrio. Me pongo a escuchar mis emepetrés y trato de concentrarme en la música... lo voy logrando.
Y ahí, sin más, el bus para en esa fucking esquina donde trabaja Ringo. Yo, del lado de la ventana que da hacia dónde está el lugar donde él trabaja. Y lo veo. Lo veo ahí con sus movimientos, con su pelo más corto, y con su cuerpecito que solía ser mío. Y me recorre un escalofrío y ahí... sin ningún tipo de aviso, se me inundaron los ojos de agua, y el llanto me tomó entera y desprevenida. Lloraba y lloraba... no había forma de parar. El bus arranca y mi llanto aumenta.
Siento las piernas flojas, me quiero hacer invisible, no puedo (obvio) y llego a donde tengo que bajarme.
Me bajo llorando, camino llorando más y más. Tres cuadras de angustia, en su estado de mayor pureza.
Me detengo a comprar cigarrillos: me habían robado la billetera (no llevo documentos ahí, sólo dinero). Por suerte paré en un chino, asi que si me miraba y no entendía, no era ninguna novedad. Era la misma cara con la que me mira cuando estoy sonriente y con dinero la que ahora, me veía inmersa en pleno llanto y sin una moneda.
Estoy abriendo la puerta del edificio y tomo conciencia del tema que estaba empezando a sonar en mi emepretrés: El corazón sobre todo (Estelares, Sistema Nervioso Central).
Entro al edificio, voy por la escalera y la subo corriendo y llorando como una criatura sin consuelo.
Abro la puerta de casa, temiendo el silencio con el que iba a encontrarme. Me saco el emepetrés, pongo la canción en mi equipo y me entrego, ahora sin reparos, al llanto descontrolado.
Escucho al cantante que dice: ..."Y recordé todo, especialmente el corazón sobre todo (...) Resulta que no se si podré librarme de ésta, resulta que no se si podré salvarme de ésta, sanarme de ésta, limpiarme de ésta, curarme de ésta"...




02 julio, 2007

Yendo de la cama al Living.

Soy una persona que se independizó, del hogar de los padres, precozmente (tenía 20 años), y que sigue viviendo sola.

Me encanta vivir sola. Claro que considero que me gustaría, aún más, vivir en pareja, pero eso no se da en este momento de mi vida, por lo cual, le saco provecho a mi propio hogar - mi propio espacio.
Ultimamente, he registrado algunos patrones de los hombres para conmigo y, supongo, para toda aquella mujer que vive sola y es soltera.
Parece que les suena como un slogan "Mujer soltera, vive sola (ohhhh)" y, a partir de ahí, se toman ciertas licencias y adoptan derminadas conductas que, realmente, no me gustan. Es mi deber manifestar esto para hacer una little prevención, si es que se puede.
Quiero terminar con ese tedioso ritual que lleva a todos los sujetos, que salen con mujeres solteras que viven solas, a que las salidas sean "voy a tu casa". Error, no es así. Stop, guys.
Yo entiendo que es cómodo y práctico pero, Come On, también necesitamos una salida, una invitación y, por sobre todo, saber que el otro quiere llevarnos a determinado lugar.
Que el plan termine (siempre) siendo "voy a tu casa", aparte, trae otras consecuencias, a saber:
- Te quitan las ganas de arreglarte, vestirte de tal o cual manera, maquillarte, perfumarte (dado que al quedarte en tu propia casa, es todo mas relajado y no te vas a poner las botas nuevas con la pollerita nueva para quedarte mirando una movie en la cama mientras comés papas fritas)
- Te genera una especie de duda esa disociación: adentro - afuera. Una termina sin saber cómo es la persona cuando debe relacionarse con el mundo externo, qué lugares elige, qué gustos tiene, si mira los semáforos cuando cruza, si te deja pasar primero cuando entran a un lugar, si deja propina, si tarda mucho cuando va al baño, si se lava las manos, etc.
- Te obliga a ser siempre anfitriona. Traducción: Te la pasás ofeciéndole algo para tomar, para comer, para fumar, hasta una llega a sentir la necesidad de preguntarle: ¿Querés escuchar otra cosa? (por la música), ¿Tenés frío? (y cerrar la ventana), ¿Tenés calor? (abrir la ventaba), ¿Necesitás algo?...
- Te sentís con una presión adicional. Es como un plus, que se agrega, y que no siempre está bueno. Tiene que ver con no saber cómo llevar la situación. No porque uno no sepa manejarse en una situación así, sino porque una tiene ganas de que sea EL HOMBRE quien, en principio, vaya tirando la primeras pautas, hasta tiene que ver con el filtreo tan lindo. Y en la casa propia una en lugar de relajarse al 100%, comienza a hacerse preguntas como: ¿Estará cómodo en el sillón o será mejor pasar al dormitorio?, ¿Querrá comer y no me lo dice?, ¿Qué delivery preferirá?, ¿El volumen de la movie está bien?, ¿Querrá hacer otra cosa que no sea escuchar música y charlar?, etc. Es como que te obliga a marcar todo el tiempo el ritmo y él, no termina llevándote (y, en definitiva eso es lo que una quiere).
- ´Te queda la casa enquilombada (al otro día). Si la noche anterior cenaron: platos para lavar. Y también vasos, ceniceros, la cama para hacer porque termina super deshecha, tirar profilácticos, carilinas que pueda haber usado, etc. Mientras que el otro, pancho, se retira para llegar al orden de su domicilio.
- Te quedás con la sensación de estar "encerrada" y al otro día, querés salir, querés hacer algo. Ya son muchas horas dentro de tu casa y, estando super cansada por toda la movida nocturna, encima, tenés que pensar algo para hacer afuera porque estás super abombada.

Y en el medio, escuchar cómo los demás van al cine, que reciben invitaciones para ir a cenar a tal o cual lugar, o una feria copada a mirar cosas, teatro, bares, disquerías, recitales, librerías y, lo que sería el punto de mayor excelencia, conocer su entorno.

A las chicas nos gusta ponernos lindas para salir con alguien que nos gusta y sentir que pensaron en nosotras cuando elegieron la salida. Si total, la noche va a terminar donde ustedes quieren y como ustedes quieren, pero nunca está demás darle un gusto a la sweety queen.
He aquí mi manifiesto, luego no digan que nadie les avisó porque Lucy, una vez más, se ocupó de alertar a la población.

Pd: Imagino que mientras yo ando lumpeneando como en mi post anterior...a BusBoy le están haciendo la despedida del work y ya nunca me lo cruzaré. (?) Solo lo imagino. El sobre sigue yendo conmigo a todos lados.