01 noviembre, 2006

Ya se hizo martes a la noche y terminé sentada acá, en mi sillón pink, tomando Campari, en vaso corto (como de whisky) con varios hielos y un chorrito de tónica (apenitas), una rodaja de lima y Campari casi hasta arriba. Está rico y es fresco. Aparte me gusta.
En teoría se que debería comer algo (o cenar, que le dicen) pero no tengo apetito, y el alcohol me quita lo poco que puede reclamar mi estómago. Vengo así últimamente. Algunos pantalones me quedan grandes pero no es algo de lo que quiera quejarme, a decir verdad me tiene sin cuidado.
Esta noche de martes prometía diversos planes pero alguno seguro. De las posibilidades de hacer algo que lograba anticipar alrededor de las 17 hs, me quedé en 0 opciones. En realidad estoy mintiendo, opciones quedan pero no son aquellas que yo tenía en mente como las posibilidades de hacer algo hoy, eso que tenía ganas y no vale el resto de cosas que podés hacer pero que no tenés ganas. A eso me refiero.
Me había entusiasmado con la idea de salir con un amigo a beber al Alamo (un antro que es cómodo y me queda bien) y yo creí que había quedado el tema "apalabrado". El clásico "tipo 20:30 hs te mando un mensaje de texto y arreglamos".
Me fui contenta a dar clases. Terminó la jornada y me restaba pasar por el consultorio a buscar unas cosas. Idas y vueltas de mensajes de texto con mi amigo y también con otras personas que me preguntaban qué estaba haciendo o que se reían porque les mandé un texto diciendo que Miguel Mateos, en la publicidad que hay en la calle (los carteles) se parece al Guille Vilas, tiene el mismo peinado y yo creía que nadie podía igualar el look del Guille, pero sí Miguel pudo.
En un momento intuí que mi amigo iba a terminar su noche como ya lo tenía planificado mientras me decía "Si, si" por la tarde y que, otra vez, pasaba lo mismo. Ya sentí eso varias veces. Las excusas aparecen luego, cuando no se fue a ningun lado pero no antes y eso para mí, es raro. Muy raro. No me pasa con nadie. Si algo me provoca lo que fuere pero que me da la pauta de que no voy a ir a un sitio, desde el principio le digo a un amigo que no, no entiendo eso de decir si y luego, excusarse cuando ya sabías, y con más razón cuando no se trata de una cita, sino de un amigo.
Pero él no es yo y yo no soy él (Bravo, Lucy!!). Entonces dilató la cuestión hasta que ya eran las 23:30 hs y, estando en mi casa frente a la computadora recibo un mensaje de él por msn. Me entero que no quiere ir a un lugar conmigo porque quizás nos ve alguien y piensa cualquier cosa. Paso a citar palabras textuales: "Que no quiero que alguien me vea con vos y haga de bocina, es jodido pero no puedo pensarlo de otra manera".
Ahora, sentada acá escribiendo siento que para esta persona yo no soy yo. Yo soy a partir de alguien que puede enterarse de algo que puede causarle (¿problemas?) disgustos. Yo no entiendo así a la amistad y de ese modo, se desvanece todo eso que construí a través de confidencias, noches tristes, solitarias y distintos momentos que me unieron con mi "amigo". Se desvanece porque no sustenta la situación tan pobre de que alguien me pueda ver con mi amigo tomando una cerveza. Me apenan esas cosas y me lastiman. Y así, cualquiera me lastima. (es una conclusión que puedo sacar)
Pienso en toda la gente que me pregunta por qué salgo tanto sola, o por qué se me ve en los bares sola. ¿Cómo responder esa pregunta con una sola frase? Claro que tengo seleccionada una frase que siempre uso en esos casos, pero es la razón superficial.
De todos modos hoy no le voy a tener que responder nada a nadie porque estoy en mi sillón pink, intentando postear algo en mi blog, tomando CampariS en vaso corto, fumando tabaco, descalza, en bombacha y musculosita con el pelo atado y el flequillo recogido con una hebillita de esas que venden tanto ahora por todos lados.
En medio de toda esta situación, hace como media hora que recibí un mesaje de texto de M. que me pregunta: ¿Dónde estás?, le respondo y me responde que está llegando a su casa y no se más nada. ¿Qué tenía que responder? A. Estoy en el teatro colón bailando con Julio Boca, B. Estoy en una clase de meditación zen a punto de prender un sahumerio, C. Estoy en casa.
Elegí la opción C y parece que fue: Incorrecta. ¿De qué se trata esto?
Hace 10 minutos, por msn, el Pelirrojo me dice si quiero verlo. Es la 1:25 a.m.
Johny me llamó a las 12:30 hs y no lo atendí.
Siento que Lucy aparece después de las 12 entre las opciones de ciertas personas, que es mejor mantenerla oculta y en secreto porque pueden "bocinar" que sale con un amigo a tomar un trago, que tiene que responder a la perfección los mensajes de texto y adivinando la respuesta que el otro pretende, y que tiene que atender a las 12:30 hs a un tipo cansado de estar casado porque se acordó de ella.
No quiero todo eso yo. No quiero que me tengan como opción si es para esas circunstancias. Yo quiero lo que los demás pueden hacer sin tener que ocultarse y sin tener que adivinar respuestas in-adivinables.
Quiero ser Lucy in the sky with diamonds y no la Lucy que prefiere la gente que sea. Eso me cansa, me envejece, me aleja y me apena. ¿Es tan díficil de entender?
Arte y rebelión es lo que nos queda, decía el Ruso Verea en un programa de radio que me encantaba y que se llamaba El Opio de los Medios.

1 comentario:

Carito dijo...

Lucy: Tan iguales.. Sóla en los bares decái la canción ..
Y eso tambien esta aml visto. Juntemos soledades y ataquemos bares