18 noviembre, 2006

Pirulines Rotos

Hace varios meses atrás fui a la casa de un amigo con el que solemos mirar películas que, alguno de los dos vió y considera que el otro la tiene que ver por buena o por algún detalle, y entonces nos juntamos y la vemos, fumamos, bebemos y luego debatimos o conversamos. Algunas veces simplemente nos quedamos en silencio. Depende cada película.
Esta vez yo quiero retroceder e ir hacia la última película que vimos juntos, fue hace un tiempo largo ya. Broken Flowers era la película en cuestión y es la que viene a cuento de este relato mío.
Dejemos de lado al personaje principal por un momento (Bill Murray).
En cuanto a mujeres, hay muchas que van apareciendo a lo largo de la película, pero quiero ocupar este relato con la primera.
La primer mujer es la que vive con él y que, un buen día, hace las valijas (harta y cansada de la la relación en esas condiciones) y le dice (muy decidida) que se va, que no aguanta más, que lo ama pero que no quiere seguir así. Él, frío al principio y cálido luego, le pide que se quede, pero ella muy segura de su decisión agarra sus bártulos, camina hacia su vehículo y, luego de subir sus cosas al coche, se sube ella, arranca y ya nunca más aparece, ni lo llama, ni nAdA. Un adiós con convicción, con certeza y con agallas.
Ahí me quedo.
Hablé mucho de esa situación y de ese personaje en mi análisis. También lo hablé con algún que otro amigo o amiga, soñé con esa situación y le cambié los personajes (yo era la chica, claro), y pensé mas de una vez (y aún pienso) en todo lo que eso significa para mí.
¿De qué se trata esto? ¿Qué son estas reflexiones?
Vienen y van porque esa situación, mas allá de lo cinematográfico (que está muy bien) puede ser algo sacado de cualquier realidad de cualquiera de nosotros. Excluyéndome a mí - pensaba -.
¿Por qué me sentía excluída de esa realidad que puede pasarle a cualquiera?
Porque nunca había podido dejar a alguien de ese modo, aún en aquellos momentos (oh!..viejos tiempos y no tan viejos...) en los que tenía plena certeza de que no se podía seguir así. También en momentos en los cuales sabía que me estaban destrozando, o que me lastimaban, o que me trataban mal, o que no me respetaban.
Porque en esa escena de la película, ella se va estando enamorda de él pero sin poder soportar mas lo que él le ofrece. Esa es la cuestión. Porque irse cuando uno ya no siente nada por el otro es otro tema y no hablo de eso. Hablo de algo más complejo: Irnos cuando amamos pero ya no soportamos.
Como nunca tuve (¿Agallas?) esa capacidad para retirme a tiempo, entonces seguí y terminé mal en más de una ocasión. Y antes de terminar mal, pasar por situaciones nefastas que se podrían haber evitado si me hubiese ido.
Entonces para mí esa escena represetaba como "eso" que yo, en mas de una ocasión, supe que tenía que hacer y no hice. Y luego, pagar las consecuencias, pagar mas horas de análisis, pagar más tragos, pagar por mi salud y quedar "pagando".
Hablé y pensé mucho sobre todo esto y más.
En verdad eso representó para mí, en una imagen escénica, lo que yo sabía que iba a tener que hacer si quería empezar a hacer las cosas mejor (para mí misma).
Un buen día, luego de mucho tiempo de ver esa película, estábamos los dos (el Pelado y yo) en el bar solos. El bar cerrado. Fue un lunes y eran alrededor de las 3:30 de la noche. Mirábamos un dvd de Gilmore y bebíamos. Entre mimos y puchos, aparecieron muchas verdades.
Él lo planteaba todo "como-para-que-yo-sepa-dónde-estoy-parada-y-qué-puedo-esperar-y-que-no", yo replicaba hasta que me cansé de replicar y él siguió su parloteo largo, eterno diría, y doloroso para mí, muy doloroso. Porque ya estaba metido en medio de esas verdades que no son necesarias decir para terminar explicándome cómo tengo que hacer las cosas, según él y para él.
Y me cansé. En silencio pasé 2 horas y 17 minutos, con su parloteo.
Y cuando me cayó la primer lágrima (y se venían los lagrimones) me levanté y él me dijo:
-
- ¿Te prendo la luz del baño? (creyendo que yo iba a ir al baño, claro)
- No, no quiero ir al baño, le dije.
- ¿Otra Guinness, Lucy?
- No, no quiero otra Guinness.
- ¿Un Famous como te gusta a vos?, me preguntó mientras pedía el taxi para irnos juntos.
- No, no quiero un Famous como me gusta a mí. No quiero más nada. No quiero más. Quiero que me abras la puerta del bar y me dejes ir. Me quiero ir a mi casa, sola y no quiero volver a verte.
-
No importa lo que respondió y lo que sucedió luego de lo que yo dije. Lo que importa es que me fui, volví a mi casa sola y me fui a dormir. Me fui a dormir llorando (no se si la chica que deja a Bill Murray en la película se va llorando en el auto, eso no lo muestran, pero para mí que sí, shh...) y logré dormirme muy tranquila.
Hoy, ya pasó alrededor de un mes y medio (algo así) de aquella situación y, cuando iba caminando a comprarle un libro a un amigo que cumple años (El libro de las ilusiones, Paul Auster), me puse a pensar en todo esto y me dí cuenta que yo también podía irme, que había que tomar aire, respirar profundo, despegar la cola de la banqueta, ponerse de pie y pensar en algo que no tenga nada que ver con la situación (yo pensé en el hombre que vende pirulines en la playa y en lo que podía estar haciendo) y luego, hay que irse y no volver. Si se sabe que se va a volver, hay que quedarse. En esta oportunidad yo no podía dejar-me volver, entonces me fui. Tenía que irme.
Sí, sin dudas.
Lo bien que me hizo-hice.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Voy a mirar la película y después te vuelvo a escribir. Me parece interesante lo que planteás.
Saludos

Anónimo dijo...

El eterno problema de las minas inteligentes que no quieren estar solas

Anónimo dijo...

se siguen vendiendo pirulines? a mi me gustaba el rojo con verde

Lucy in the sky with diamonds dijo...

Naaaaaa Paul!
¿Cómo esa pregunta?
Sí!! Se siguen vendiendo y no sólo en la playa. Andá de día a plaza Italia, a la puerta del zoo, esa esquinita tipo rotonda y te venden el que quieras!

Eso sí, al "Todo rojo" no hay con qué darle. Ese, es mi preferido, sin dudas.
Aguante el pirulín todo rojo!!!
Salutaciones y gracias por escribir y leer mi blog.

Carito dijo...

Anoche Lucy, anoche yo hice lo mismo. En lugar de lágrimas llegué a casa y vomite. Cómo expulsando una historia. Y me dormí tranquila.Amnecí esta mañana con la certeza de necesitar aire. Pensé que tamvez en algun momento vuelva ese bar, a esa silla...Y otra vez la nausea, otra vez el vomito. expulsando los vestigios. Sus vestigios.
Sigo sibn poder creer.. el bar Su bar, las madrugadas solitarias la banqueta alta....