Hoy reflexioné sobre lo que me sucede con ese muchacho del subte. No, no es un new BusBoy. Se trata de otra cosa.
Todos los miércoles entre las 18:30 y las 18:45 hs, aproximadamente, dado que hago el mismo recorrido para ir a terapia, me encuentro en el final del subte D, el verde - como yo le digo -. Cuando digo final, me refiero al costado que termina en Belgrano, Congreso de Tucumán (creo) se llama.
Me bajo en dicha estación y, antes de subir las escaleras que me dejan nuevamente en la calle, camino ese little trayecto que uno debe hacer dentro de las instalaciones. Durante todo este año lo estuve viendo, mirando, escuchando y observando. A veces, esperando antes de bajarme del subterraneo.
Ese joven que ESE día (por lo menos) y a ESA hora, está con su guitarra no-unplugged, su sombrero y su style hippie, tocando canciones. No cualquier canción. Siempre son los Beatles. Es un chico Beatle. Así como yo soy una chica Beatle.
(Si hubiésemos vivido en Inglaterra en los años 60' siendo adolescentes, hubiésemos formado parte de la famosa Beatlemanía. Lo sé)
Todos los miércoles, por esos cortos lapsos que me encuentro allí, siento un pequeño bienestar, me conecto con la canción que toca y, por fin, logra sacarme del contexto en el cual estoy concentrada e inmersa. Me hace bien. Ha logrado que, minutos antes de bajarme el subte, yo desee para mis adentros "Ojalá esté tocando x canción" (todo depende del día, de mi animo, de mi humor y de las circunstancias de ese miércoles)
Cada miércoles preparo el dinero y lo dejo caer, junto a un gesto (que siempre es el mismo), en la funda de su guitarra que deja entreabierta para que allí la gente deposite lo que pueda y quiera. Lo curioso es que frente a mi gesto repetido, luego de varios miércoles, el comenzó a devolverme un gesto propio. Entonces, mi gesto y su gesto dicen algo así como "Sí, Los Beatles / Gracias / De Nada /Cómo te agradezco /Qué buena onda tenés" (algo así podría ser el diálogo entre él y yo si no existiesen esos gestos)
Y luego, me voy. Subo las escaleras y ahí, nuevamente, el mundo. Y yo. Hasta que llega otro miércoles.
Él es un joven muy lindo. Tiene su look más bien. Hoy lo ví (es miércoles) y me quedé pensando. Porque lo miré (más que en otras ocasiones) y supe que si yo hubiese sido más joven, si aún sería esa adolescente hippie-burguesa que supe ser, me hubiese enamorado de él. Me hubiese vuelto loca por el BoyBeatle del Subte. Hubiese pasado tardes enteras con él, escuchando vinilos de los Beatles (nada más fantástico que escuchar esos discos en vinilo), teniendo mucho sexo, fumando esas cosas y haciéndole corazoncitos en la ventana empañada.
Pero ya no soy esa adolescente. Y no me enamoro de él, ni me vuelvo loca. Tan sólo agradezco que exista, que esté ahí y que me lo pueda cruzar para escuchar lo que toca con su guitar. Ahora estoy mas aburguesada que hippie, aunque dentro mío sigue siendo del mismo modo, pero siento esa diferencia. Y la siento tanto, que hasta comencé a disfrutar mucho más sus canciones estas últimas semanas sabiendo que me queda poco tiempo por ese trayecto, dado que en unos meses ya no habrá subte porque estaré manejando mi propio coche y, probablemente, algo más aburguesada.
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* Gracias Siciliana por el Link