29 enero, 2008

Impacto

Ya era domingo por la tarde, barajaba vagamente la posibilidad de ir a Costanera Sur por la noche dado que tocaba Palo Pandolfo y Me darás Mil Hijos.

Dentro de lo que ofrecía el espectáculo para esa fecha, debo confesar (y de paso agrego un dato de color para los seguidores de este blog) se encontraba "Mr. Magenta", con quien actualmente tenemos un vínculo nice. Simple y poco dedicado pero con su valor.
Alrededor de las 18 y algo, me encontraba haciendo uso y abuso del msn y en un gran intercambio con una amiga interesante con quien me vinculo hace poco tiempo. El clásico chat de domingo a ese tipo de horarios en los cuales ni mucho ni poco.
Luego de idas y vueltas, decidimos encontrarnos e ir a Costanera Sur, Anfiteatro Griego Lola Mora.
Y así fue. Fuimos con esa especie de inercia que te lleva a hacer algo con la cabeza sujeta en tantas cuestiones acarreadas en los últimos días. Ambas estábamos igual. Cada una con sus asuntos y está bien.
Visualizamos un lindo lugar y ahí, nos sentamos arriba del cesped y entre la música, la charla, los cigarrillos y una botella de agua con gusto a quemado, comenzó a pasar ese domingo de las 21:30 hs.
Terminó de tocar Palo Pandolfo y, en el intercambio hasta que salió a tocar Me darás Mil Hijos, nos pusimos a conversar. Ella me preguntó por Ringo, lo recuerdo muy bien. Le contesté muy pausada y escuetamente. Cambiamos de tema.
Pasaron unos 10 minutos y ahí, sin más, delante mío pasó Ringo caminando. Grite su nombre dos veces, y me vio. Se acercó y conversamos.
Y ahí, un fuerte Impacto que todavía siento. Todavía no se fue.
Millones de sensaciones, miradas, deseos, pensamientos, sentimientos, todo junto y en 20 disparos uno tras otro. Se fue.
Nos fuimos. Y al rato, mi celular suena y era él, disculpándose por haber sido descortés. Nunca lo fue. Al contrario. Tal vez fue una excusa. Yo necesitaba más y, creo, él también y por eso llamó.
Llegué a mi casa, temblando, perpleja, y le escribí un email. Alguna cosa de Borges me ayudó.
Por ahora, dura el impacto y permanece.
Love suspendido.
Justo, el calendario marcaba exactamente 1 año desde que hablamos por última vez y prometimos esforzarnos por no buscarnos. Ese domingo pensé en eso, me acordé y sentí tristeza por perder el contacto y evitar los lugares comunes.
Y ahí, sin nuestro consentimiento, eso que gira alrededor nuestro se ocupó de juntarnos. Si nosotros no lo hacemos, la realidad lo hace.
No tengo conclusiones esta vez. No tengo chistes. Tampoco alegría ni tristeza.
Sí un gran shock y un fuerte impacto.
-

22 enero, 2008

Buen Intento

Supongo que más de uno lo suponía y creo que, con tanto reparo que yo tuve con relación al "Tal vez" vs "Por fin", yo también lo suponía.

Sí, es cierto que siempre me costó creerme los finales felices, y no porque no me crea merecedora de tal asunto, sino porque no me conformo con cualquier cosa con tal de no estar sola y, entonces, hay que tomar decisiones y eso implica no dejar pasar ciertas cosas y no pasar por situaciones que una ya no tiene ganas.

Lucy da por finalizada la historia con LoveBoy, asi que pueden contarla como una más en el haber de quien escribe y una menos, en lo que podía ser un por fin.

Simplemente, ya no quiero tener que soportar que los llamados lleguen cuando deja de estar con su hijo, con sus amigos, con su trabajo o de gira. Quiero ser prioridad, también o a veces. Quiero dejar de esperar que el jueves me llame (tal como prometió) y que el llamado llegue el sábado, o no llegue hasta vaya a saber cuando.

No estoy preparada para pasar 5 días seguidos con una persona por la que siento muchísimas cosas y luego, 10 días sin saber nada.
Siempre sufrí las ausencias más de lo debido, y ahora, ver que quien está presente está ausente, me aleja, me enoja, me enfría y, finalmente, me separa.


Volver al principio. Más rockandroll y menos delivery. Y Ringo que conserva ese papel de Romeo intachable. Y las amigas con sus vinos. Los lovers con sus propuestas, otra vez al ruedo (sin proponer nada mejor) y amigos que repiten: "Vos estás para otra cosa, flaca" aunque una nunca sepa de qué se trata esa otra cosa. Revoleo número 1 de cepillo de dientes, en este 2008.

Y camino con my Ipod Nano Green, que me regaló papá para mi cumple, luego miro un video que guardé hace 2 días, y veo a John sentado en su aposento junto a su LoveGirl, Yoko. Y yo quiero de ese amor. No quiero el berreta. Y siento por primera vez, en este 2008, que por algún lugar, hoy da lo mismo que esté o que no esté. Siento pinzas en mi pecho, intensas. Cambio el video. Elijo The Libertines.

Y me quedo con el rockandroll.
-

* Mientras escribo, alrededor mío suena una canción que comienza diciendo: "Ya sufriste cosas mejores que éstas y vas a andar esta ruta hoy cuando anochezca"... Siempre me gustó este comienzo. Siempre.

11 enero, 2008

Boys Don't Cry

Algo que hago de manera obsesiva y con una frecuencia ceremonial de una vez por semana es la manicure y, cada 15 días, belleza de pies.
Procuro tener en composé manos y pies. Elijo el color, aunque tengo 3 o 4 colores que siempre uso, y me entrego a la joven que, por supuesto, ya me conoce.
He cambiado de lugar algunas veces, pero siempre trato de ir al mismo. Hace bastante tiempo que me dirijo a "The nails company", lugar que me enloquece, me pierde, me encanta. I love it!
Lo que siempre me llamó la atención y me pareció super amoroso, es que atienden a mujeres (of course) y a hombres, también. Y lo aclaran en la puerta.
No es lo más frecuente ver boys allí pero, eventualmente, me crucé algunos.
No piensen en sujetos gays, ni nada por el estilo. Hombres, masculinos. Y gays también, pero he visto sólo uno in situ.
Me parece fantástico que un hombre, alejado de lo que pueda ser un metrosexual (que no me interesa en abosluto y tampoco me atrae, al contrario), quiera tener las manos prolijas o, sus pies mas descansados y sin durezas feas. ¿Por qué tenerlas? Se vive extremadamente mejor sin durezas en los pies y con las uñas prolijas y limpitas.
Este tipo de reflexiones y, muchas otras, han rondado por mi head cuando espero sentada en nails company, mientras me tomo algún refresco (ah, sí. En este lugar, te ofrecen algo para tomar, encima) y observo.
Por supuesto, como es típico de Lucy, de la reflexión pasé al fantaseo absoluto y, ya no se cuántas (porque he perdido la cuenta) historias me imaginé dentro del contexto nails company. Eso sí, faltan bebidas alcohólicas. Urgente, Sr. Nails Company.
Y desde que esto comenzó hasta pocas semanas atrás, ha pasado un tiempo importante. Pero la idea, aparentemente, había quedado en algún lugar y decidió volver e insitir nuevamente.
Entonces, alcanzó que LoveBoy me diga que le encantan mis pies, que lo enloquecen (entre otras cosas :P) y que si, encima, le sumaba tenerlos siempre cuidados y combinados con mis manos, lo volvía más loco aún. No voy a mentir, adoré que me diga eso sin saber about mi conducta intachable para con mis manos y pies.
Y eso bastó para darle rienda suelta a todo eso que estaba ansiando salir de mi cabeza y ahí, sin dudarlo, con una sonrisa ordinaria le propuse pedirle un turno junto con el mío, e ir juntos a hacernos los pies.
Oh, My God.
Me miró de un modo que nunca olvidaré. Y, posteriormente, se quedó callado hasta que le pregunté, qué le parecía la idea (negando absolutamente su mirada porque persistía mi ilusión de llevar a cabo mi propuesta) y me respondió que no dijo nada porque esperaba que le responda que era un chiste. Pero no. Insití pero, cortó de raíz la mínima posibilidad de un mero intento de acompañarme, aunque sea, hasta la puerta y ver de qué se trata.
Pasaron algunos días y el tema volvió con relación a mis pies y manos, a causa del cambio de color que yo lucía y que a él le había gustado mucho. Puse en marcha mi plan B: Hacerle la cabeza con el lugar, el servicio, las instalaciones, el placer que se siente luego, y por supuesto, poniendo énfasis en que cada vez veía más hombres dentro de nails company (exagerando intenso) pero no propuse nada. Iba a trabajar el tema. La noche siguiente le estaba haciendo unos masajes y sugerí masajearle los pies (no me gusta para nada hacer masajes en los pies pero Lucy tenía un objetivo, Oh Yeah) y me respondió que sí. Ahí comencé con comentarios de tipo: "Tenés muchas durezas y no deben descansar bien tus pies", "Están muy asperos, deberías humectarlos más seguido", "Te cambia la vida (?) cuando sentís tus pies de otra manera", pero él no acotaba nada aunque le gustaban los masajes.
Esperé unos días y saqué toda la artillería. En el momento que se puso super romántico y demostrativo (esos en los que una puede pedir cualquier cosa) le dije: Ay, dale que te pido un turno conmigo y vamos a hacernos los piecitos?... No, me respondió. Pero el no fue flojo, había perdido fuerza desde aquella vez que me dijo no por primera vez y decidí continuar, hice todo tipo de artimaña para agregar alegatos y convencer. Hasta que dijo: ¿Venden alcohol ahí?, le dije: "No se", a lo que respondió que eso no podía ser cierto dado que ese dato yo lo tenía que conocer muy bien (Correcto!!), pero yo resté importancia y fui a buscar algo. Volví y proseguí, hasta que me dijo que no le parecía pero que iba a ver. Internamente sentí aplausos, interminables.
Antes de ayer, volví con la temática y dije: (dando por sentado que ya estaba resuelto el tema y haciendo abuso del motivo de mi cumpleaños) "¿Cuándo pido turno para que vayamos?", y volvió a mirarme como la primera vez. Y rápidamente dije: Hagamos algo. Vos me pedís lo que quieras y yo acepto y me dejás pedirnos unos turnos juntos. Le pareció muy tentadora la idea pero a los 10 segundos me dijo que bueno, que me pedía que no insita más con el tema porque nunca iba a ir a un lugar así, que le parecía fantástico que yo vaya pero que no cuente con él. Y que amaba estar descalzo y sentir sus durezas. Ohhhhh.
Prometí, para mis adentros, volver con esto y lograr mi cometido. Eso sí, no por ahora.
-
Pila pila pila pila pila pila pila pila, necesito estar pila toda la vida.
No como ese conejito que no dura nada, yo soy un ratón a 12 volts. (?)

07 enero, 2008

Lucy's Aniversario

Dentro de dos días (9 de Enero) es mi Aniversario. Mi cumpleaños. Velitas.
No puedo hacer nada para evitarlo. Nunca me gustó festejar, ni tener expectativas con relación a todo lo que sucede alrededor mío. Pero he notado, que los que sí las tienen son las personas allegadas a una, lo que funciona como una presión extra que no termina de caerme demasiado bien.
De las poquísimas personas que están en Buenos Aires, una me ha preguntado ayer:
- ¿Qué te gustaría que te regalemos, Lucy?
- Me gustaría poder vivir el día como si fuese uno igual a cualquier otro. El día que puedan regalarme eso, me harán muy felíz.
- (silencio) y luego, ¿Abrimos un Merlot? Lo ví en la bodega y me dieron ganas.
-


Se aceptan sugerencias.